El diálogo con Dios en la poesía mística, ¿realidad o expresión artística?

«Si tú le hablas a Dios, eres religioso. Si Dios te habla a tí, estás loco.»

                                                                           -Dr. House

Para la evaluación del tercer parcial, realizaré una investigación sobre el diálogo con Dios como principal característica de la poesía mística de San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y Sor Juana Inés de la Cruz. Constará de un análisis formal de las obras y la manera en que introducen el diálogo a sus poéticas así como el tratamiento del tema en imágenes, recursos literarios y corrientes de pensamiento. Finalmente una breve reflexión sobre la sociología de la poesía mística y cómo fue aceptada por la sociedad y la Iglesia.

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Definitivamente una experiencia religiosa

El diálogo con Dios es un tema que se ha vuelto recurrente en la literatura universal. En un comienzo se comenzó como una corriente literaria llamada Mística que en su mismo nombre señala una convivencia entre lo sagrado y lo mundano. Grandes representantes de su auge han pasado a la historia como excelentes e innovadores escritores como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús en España y la llamada Décima Musa Sor Juana Inés de la Cruz en Hispanoamérica. Sus poemas místicos llevan al lector a un punto máximo de éxtasis religioso que sólo las personas que han logrado entablar una profunda comunión con Dios pueden comprender en un 100%. Sin embargo el tema religioso se ha ido transformando. Con el paso de los años y después de varios sucesos históricos y sociales el tema religioso es abordado ahora desde el punto de vista del reclamo. Lo que antes era una alabanza ciega a la omnipotencia de Dios, ahora se trata con odio y resentimiento. El llamado Amante de San Juan de la Cruz es ahora un despiadado dictador que al parecer no escucha las plegarias de sus ciervos, y ahora la desesperación de Santa Teresa por no morir cuando quiere morir para estar más cerca del Creador se ha transformado en un resentimiento del YO POÉTICO que se ve forzado a vivir rodeado de la muerte. Primero Dámaso Alonso con su poema Insomnio, que ya habíamos tratado en clase:

INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

Alonso sugiere una condena de Dios, un egoísmo divino que no se preocupa por su Creación un Dios más parecido al del Antiguo Testamento que se aleja del Dios misericordioso que se acerca a tener conversaciones con sus discípulos.

Otro poema que es un favorito personal es el famoso Padre Nuestro Latinoamericano de Benedetti que se basa en la oración al Padre, un tanto parecido a San Juan que se basa en un poema de la Biblia para su canto pero que a diferencia de San Juan Mario Benedetti exige que Dios escuche los reclamos verdaderos del pueblo y no las súplicas religiosas que originalmente plantea la oración:

UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO

Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido

ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

Muy diferente a la poesía mística, pero no tan lejano de su esencia: el diálogo con Dios.

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La expresión de lo inefable: Poesía Mística

Así como dicen que no todo lo que brilla es oro, tampoco todos los poemas que hablan de Dios son místicos.

Mientras que la poesía religiosa habla sobre Dios y la devoción a Él como figura religiosa la poesía mística se representa como un diálogo entre Dios que es representado como el amado de la voz poética y el yo lírico del poema.  En otras palabras no habla sobre Dios, habla con Dios.

Menéndez Pidal hace una distinción de la poesía mística con la poesía religiosa, ascética, devota  y moral y plantea que es:

«Poesía misteriosa y solemne, y sin embargo lozana y pródiga y llena de color y de vida; ascética, pero calentada por el sol meridional; poesía que envuelve las abstracciones y los conceptos puros en lluvia de perlas y flores, y que, en vez de abismarse en el centro del alma, pide imágenes a todo lo sensible, para reproducir, aunque en sombras y a lo lejos, la inefable hermosura del Amado»

El poeta místico se vale de imágenes para  tratar de explicar una experiencia religiosa. El poeta místico por excelencia, San Juan de la Cruz, lleva al poema místico a una dimensión casi incomprensible en el que mezcla alegorías, metáforas y gran innovación métrica que llegan a volverse muy complicadas ya que intentan poner en palabras un sentimiento que sólo las personas que se han sumergido en la experiencia religiosa tienen voz para contarla. No es una poesía amorosa y tampoco es una poesía religiosa, es ambas a la vez que dan una visión a veces incomprendida de la relación con Dios.

Sin embargo al hablar de mística española los críticos señalan que es un poco más ecléctica que la de otros países o religiones, ya que se inspira en modelos literarios ajenos al carisma del Fraile (como el caso de San Juan de la Cruz que para escribir el Cantico espiritual se basa en el poema erótico de la Biblia el Cantar de Cantares) o se encuentran referencias ajenas a la cultura del escritor (también en San Juan nombrar al demonio por su nombre en árabe: Aminadab). Así mismo se dice que en España predominó una corriente más ascética sobre el tema pero que al final sigue siendo una corriente que utiliza la creación literaria para difundir el mensaje religioso y lo que es la unión del alma con Dios de la pluma de unos cuantos elegidos. Como diría el ahora Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa: no es el autor el que escoge un tema es el tema el que escoge al escritor.

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Jacopo Sannazaro

Cuando hablamos del Siglo de Oro español grandes nombres vienen a la mente: Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Garcilaso, sólo por mencionar a algunos. Sin embargo al mismo tiempo existía una fuerte corriente renacentista de poetas Italianos que fueron contemporaneos de los españoles.

En internet me topé con un poeta que fue contemporaneo de Garcilaso de la Vega e incluso convivió con él durante su estancia en Nápoles: Jacopo Sannazaro. Natural de Nápoles y descendiente de una familia noble italiana estudia en Academia Pontaniana de Nápoles con el nombre de Actius Syncerus. Escribió tanto en latín como en italiano y aún cuando fue un gran poeta influenciado por Petrarca (al igual que Garcilaso) se recuerda más por su obra en prosa vulgar, dígase en italiano.  Su «obra maestra» es la Arcadia, que compuesta por 12 églogas (Garcilaso también escribió églogas) y con rasgos autobiográficos, se considera el comienzo de la novela pastoril en Italia. Con la Arcadia influyó en la época Isabelina (Philip Sidney), en Castilla (Jorge de Montemayor) e incluso en la Nueva España (Bernardo de Balbuena). Así mismo influyo a Cervantes en su «Coloquio de los perros»

A continuación anexo un soneto de Sannazaro:

¡O celos de amor terrible freno

qu’en un punto me vuelve y tiene fuerte!

Hermanos de crueldad, deshonrada muerte

que con tu vista tornas el cielo sereno.

¡O serpiente nacida en dulce seno

de hermosas flores que mi esperanza es muerta!

tras prósperos comienzos, adversa suerte;

tras suave manjar, recio veneno.

¿De cuál furia infernal acá saliste,

o cruel monstruo o peste de mortales,

que tan tristes y crudos mis días hiciste?

¡Tórnate al infierno sin mentar mis males!

Desdichado miedo ¿a qué viniste?

que bien bastaba Amor con sus pesares.

En el soneto vemos claros temas constantes en la poesía de Garcilaso y Sannazaro como el amor y su furor. La gran diferencia que existe entre los dos poetas es la aproximación al tema. Sannazaro se refiere al amor como algo que lo hace sufrir por los celos mientras que Garcilaso lo ve más placentero. El primer cuarteto establece los celos como el tema principal. El segundo cuarteto establece el paradigma de que después de lo dulce del amor viene el veneno que provoca los celos. El primer terceto es un reclamo a lo celos y finalmete cierra el soneto con el último terceto que lamenta que el miedo halla llegado a su vida a aumentar los pesares que ya el amor trae.

 

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Del calambur al albur

Corre el mito de que la literatura es cosa de eruditos, algo superior que es inalcanzable para el simple mortal. Sin embargo, la literatura está presente en el día a día, incluso está más cercana de lo que se puedan imaginar.

Las figuras retóricas son parte importante de la literatura pero lamentablemente hay figuras muy divertidas y que no son tan conocidas; quiero presentar una figura retórica muy presente en “La vida del buscón don Pablos” de Francisco de Quevedo para que así no nos quedemos en una metáfora y nos adentremos más en el bosque de la literatura.

El calambur es una figura retórica que viene del italiano “jugar con la pluma”. En pocas palabras el calambur es un juego de palabras que consiste en agrupar las sílabas en distintas formas de la literal para obtener un nuevo significado. Bien ¿en dónde lo encontramos? El pariente cercano del calambur con el que todos estamos familiarizados es el albur.

Algo tan popular y que hoy en día es atribuido a las clases sociales más bajas es en realidad producto de los intelectuales. El calambur más famoso es atribuido a Quevedo. La reina Mariana de Austria, esposa de Felipe IV de España era una mujer coja y muy consciente de su discapacidad así que los amigos de Quevedo le hicieron una apuesta: lo retaron a llamar a la Reina “coja” en su cara. Así que hábilmente Quevedo compró dos ramos de flores, unos claveles y unas rosas, hizo una reverencia ante la Reina poniendo un ramo de cada lado del cuerpo de la Reina y Quevedo dijo:

“Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja”

Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad es coja

Está de más decir que Quevedo ganó la apuesta.

Y para aquellos que no les gustan los albures, las adivinanzas también son parte del repertorio de los calambures…

“Este banco está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, y el hijo ya te lo he dicho” Esteban

Esteban co está ocupado por un padre y por un hijo. El padre se llama Juan, y el hijo ya te lo he dicho

Ya sea que estén gritando por la calle que “El equipo de Chile estuvo bien parado en la cancha”  o escuchando de boca de un niño “Plata no es oro tampoco ¿Qué es?”, tengan presente que aunque sea difícil de creer, están haciendo literatura.

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Recapitulemos…

El siglo de oro es un periodo en la historia durante el cual en España se desarrolló la literatura con grandes autores como Lope de Vega, Francisco de Quevedo y Garcilaso de la Vega entre otros. Pero la destreza de los escritores no fue lo único que ayudó al desarrollo de las letras durante el periodo, también las circunstancias ayudaron en gran medida.

El siglo XVI fue el siglo de transición entre el periodo conocido como la Edad Media al Renacimiento. Sin embargo desde finales del XV ya se veían cambios en las sociedades. Hablando de literatura España comienza el boom con la publicación de la “Gramática” de Nebrija que transforma el español de ser una lengua mutante a ser ya una lengua estática. Al establecer las normas bajo las cuales el español se usaría “correctamente” permitió que el Hispanismo (o estudio de la lengua española) se extendiera a lo largo de Europa. A mediados del siglo XVI España conquista América y sus colonias le permiten adquirir grandes cantidades de oro y plata lo cual convirtió a Sevilla en una de las ciudades más importantes de Europa al ser el puerto receptor de las riquezas de las Indias. En Salamanca y Madrid se concentró el saber en las universidades de Salamanca y en la de Alcalá de Henares donde se difundió el Humanismo que aún cuando estaba influido por la corriente de pensamiento de grandes filósofos de la época como Maquiavelo, el tren de pensamiento seguía siendo controlado por las ideas eclesiásticas de la Inquisición.

España durante su edad clásica es generadora de estéticas y géneros literarios que tienen gran influencia en la literatura universal. El parte aguas de la literatura española es “La Celestina” de Fernando de Rojas que presenta una mezcla de un realismo que sería posteriormente desarrollado en el género de la picaresca y el ideal caballeresco idílico del amor cortés con rasgos moralizantes. “La Celestina” es la primera obra que empieza a hacer juegos estilísticos que sirvieron para la vulgarización de la literatura. La obra tiene un desarrollo circular el cual comienza con los ideales del amor cortés, evoluciona a una denigración del amor ideal a un amor carnal y termina con acontecimientos propios del “buen amor”.

                La corriente vulgarizadora de la literatura continúa con el género de la picaresca. Anteriormente mencioné dos de las obras más representativas de la época “El Lazarillo de Tormes” y “La vida del buscón llamado don Pablos” que aún cuando son del mismo género tienen dos enfoques diferentes del tema. El Lazarillo debido al anonimato de su autoría se puede considerar una obra de seria crítica social ya que las letras no eran manejadas por la clase marginada, lo cual supone un intento del autor de mantenerse oculto. El Lazarillo se maneja por el motivo del hambre, tema inusual en la literatura de la época que hasta ese momento había sido dominada por el ideal caballeresco, y mantiene el paradigma picaresco de a mayor descenso en la moralidad del personaje mayor es la posición social que adquiere. La obra presenta un estilo diferente a las que se habían publicado anteriormente ya que no sólo presenta un flujo de conciencia sino que también la misma conciencia filtra las voces de los demás personajes lo cual suma a la condición de pícaro y convierte al narrador en un narrador poco confiable. Aún cuando se conoce una separación entre el autor y el narrador heterodiegético de obra se entiende que es una carta testimonial mediante la cual Lázaro justifica su posición social y acepta su condición de pícaro. La aceptación de la condición evoluciona dentro del género y en 1599 se publica “El Guzmán de Alfarache” de Mateo Alemán que lleva la aceptación de su condición de pícaro a un horizonte moralizante en el que se combina la función moralizante de la literatura con la presentación de una realidad denigrante en la clase marginada de la sociedad española. Por otro lado la novela picaresca de Quevedo “La vida del buscón don Pablos” presenta una trama mucho más sencilla pero que se vuelve complicada en el lenguaje. El constante uso de figuras retóricas, principalmente el calambur hace que la novela sea una joya a nivel estilístico ya que cada frase encierra un significado más allá del literal. El buscón quiere ascender de clase social pero no lo consigue y toda la trama deja un mensaje muy claro: para ser aristócrata hay que haber nacido así.

                El género de la picaresca se desarrolla junto con la sociedad española y retrata una sociedad ya inmiscuida en el Renacimiento que busca la superación de clases. El historiador José Antonio Maravall defiende dicha postura diciendo que la atención de los críticos en cuanto a la novela picaresca en los últimos años se ha concentrado en la sociología del género. Subraya que en una sociedad obsesionada con la limpieza de sangre y el honor no se podía ascender socialmente ya que las clases sociales estaban bloqueadas sociológicamente y los primeros en darse cuenta de que la sociedad se ha cerrado son los pícaros.

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El Buscón de Quevedo

Siguiendo por la línea de la novela picaresca ahora les presento «La vida del buscón don Pablos» de Francisco de Quevedo que lleva el género a una dimensión totalmente diferente a la de el Lazarillo de Tormes.

La principal característica que hay entre el Lazarillo y el Buscón es el narrador. El autor del Lazarillo permanece en el anónimato por lo cual tenemos que conservar una unión «autor-narrador» y mantener dicho pacto hasta el fin de la novela. El Buscón ya cuenta con una separación del autor con el «yo» que narra e incluso se pueden distinguir un narrador maduro que narra incluso los episodios de niño con una perspectiva más madura e ingeniosa.

Generalmente el motivo del pícaro en la literatura es el hambre. Pero, el motivo del buscón es la ascendencia de clases sociales y el fracaso al tratar de hacerlo. Pablos afirma que desde chico quiere ser un caballero pero quiere llegar a serlo mediante el engaño y la manipulación, sin embargo entre más alto aspira, más bajo cae. Este planteamiento que le da Quevedo a la obra plantea dos posibilidades de interpretación muy extremas: ser una crítica social o una obra moralisante sobre lo que puede pasar si intentas llegar a una clase social a la que no perteneces abriendo a eterna pregunta ¿naces o te haces?

Quizá lo más representativo de la obra sea el magnífico manejo del lenguaje de Quevedo, es casi imposible encontrar una frase que no tenga un doble sentido, ya sea en forma de calambur o de un albur como se le llamaría popularmente. Es por eso que aún cuando individualmente el lenguaje es más sencillo que en el Lazarillo, el manejo de Quevedo hace que la obra esté plagada de humor negro casi ácido que la llena de un humor particular. 

Lleva a los personajes hasta el extremo de ser una caricatura lo cual los hace aún más divertidos y aún caundo no tienen una evolución dentro de la novela son memorables y se quedan en nuestra memoria.

Críticos literarios dicen que Quevedo con esta obra lleva la novela picaresca a la perfección, concuerdo con esa opinión. La manera en que presenta un pícaro que entre más quiere subir es más grande la caida es no sólo interesante en cuestiones de trama también es increíblemente divertida.

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Aparece Lázaro y llega la Inquisición

El Lazarillo de Tormes fue publicado en 1554 y para 1559 ya estaba en el índice de libros prohibidos de la Inquisición. ¿Por qué?

Aún cuando el personaje y narrador de la novela es un pícaro que carece de honra y peor aún no sabemos exactamente a qué clase social pertenece el autor forzosamente tuvo que haber pertenecido a una clase social alta ya que no sólo sabía escribir, lo hacia por medio de la retórica cosa que un pícaro no sabía hacer. Por lo tanto aún cuando el Lazarillo de Tormes está redactada como una carta, es en realidad ficción.

Sin embargo la novela está plagada de símbolos y críticas hacia la Iglesia. Al hablar de un vendedor de bulas, representar la gula en un clérigo que no alimenta a su criado, mostrar a un fraile lujurioso que trota de convento a convento visitando a las monjas y un Arcipreste que toma por amante a la esposa de su criado se desafía enormemente la autoridad y congruencia del Vaticano y también resaltar la ironía de que sea precisamente la escoria más baja de la sociedad la que señale dichas incoherencias. Algunos dicen que es una doctrina erasmista pero no creo que el personaje demuestre signos de caridad o de «amor de corazón a corazón» que represente esta moral individualista que propone Erasmo de Rotterdam. Simplemente lo considero como una muy buena crítica social de la época.

Algunos comentan que la obra fue «incomprendida» o muy vanguardista para la época, honestamente creo que la obra fue incómoda para los lectores de la época. Por un lado los aristócratas que antes habían sido entretenidos por historias de nobles caballeros que emprendían un viaje de aventuras para demostrarse dignos del corazón de la noble (lo digo en el sentido moral y no de clase) dama. De repente se les presenta una obra que habla del hambre, cosa que ellos no conocían. De nuevo no creo que se hayan sentido ofendidos, quizá a lo mucho criticados, pero sí genera cierta repugnancia en el lector al que se le presenta el concepto del hambre por primera vez. Y también dentro de los selectos lectores estaba el clero al cual se le presenta una historia que satiriza la bula y resalta la avaricia de la iglesia, que habla del amor sexual que tiene Lázaro con las prostitutas y en pocas palabras deja mucho que desear del sistema eclesiástico. (Es importante mencionar que pocos años antes de la publicación en 1517 comenzaba la reforma protestante con la publicación de las 95 tesis de Martín Lutero).

Personalmente creo que lo que más llamó la atención del público, clero o no, fue la repentina aparición de un personaje sin honra en la literatura y que para colmo no hacía nada para buscar un poco de honor, me imagino que para el siglo XVI sería un poco como si hoy nos encontraramos con un personaje plano que no evolucionara a través del relato y que no lograramos relacionarnos con él. Bien se dice que Lázaro da el salto de ser un personaje a ser considerado una persona Bajtiniana que existe al ser reconocida por el otro. Aún así creo que modificando un poco una de las frases más célebres de Joseph Conrad el meollo del asunto del Lazarillo de Tormes es «el honor, el honor».

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El Lazarillo de Tormes

¿Por dónde empezar a describir una de las obras más enigmáticas del siglo de oro español? Quizá precisamente por la palabra enigmática. En realidad no es una obra muy diferente a cualquier otra en castellano que podamos adquirir. Es una carta, redactada en primera persona sobre un «pícaro» que pasa por diferentes amos. El personaje es increíblemente astuto y divertido (pero seamos sinceros hay miles de personajes de la literatura que recordamos por algo en especial). Quizá la obra es enigmática precisamente por ser la primera novela picaresca en España, y así podría enumerar miles de razones más.

En realidad yo considero que lo que la hace enigmática es el reflejo de la sociedad de la época. La pobreza nos suena como un término moderno que vino con la llegada del capitalismo o la teoría económica de su gusto; sin embargo, Lázaro nos desmuestra que ha estado presente a lo largo de toda la historia. La marginación que sufre a lo largo de su vida lo fuerza a robar de sus amos y a valerse de trucos para poder comer. Ya fuera robando el pan de la misa de su amo el clérigo o pidiendo limosnas en las calles de Toledo la realidad del Lazarillo no era de palacios y grandes lujos como nos gusta pensar que todos vivían en la época.

Durante toda su vida Lázaro de Tormes pasó por distintos amos que iban desde un ciego hasta un Fraile, pero su condición de pícaro siempre pudo más que él. Abandonaba a sus amos, mendigaba, regresaba a ser criado de algún señor, y derrepente por medio de un clarísimo deux est machina un Arcipreste lo casa con una de sus criadas y adquiere la estabilidad que tanto anheló a pesar de que eso significara tomar por esposa a una mujer de muy dudosa reputación. Aún cuando para el lector la situación del Lazarillo es totalmente inmoral, al leer su historia nos damos cuenta de que es lo mejor por lo que ha pasado.

En realidad el Lazarillo de Tormes sí es una obra enigmática por su contenido social, por la manera en que abre los ojos a la sociedad y nos dice que durante el siglo de oro, no todo lo que brillaba tenía valor. Sin embargo así como es una joya social tiene sus propias «frases atinadas» que dan mucho espacio a la reflexión. Los dejo con una frase que me cambió la perspectiva de la empatía:

«Cuántos debe de haber en el mundo, que huyen de otros porque no se ven a sí mismos.»

Ustedes ¿qué opinan?

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